21 de octubre de 2012

La Señora Gamba o “como entrar en el mundo amoroso poniendo la mira enel cielo”


Hoy os voy a hablar de mi primera pareja, la Señora Gamba. Ya os hablé de ella por Twitter (https://twitter.com/EnamoradoDiario), pero quiero profundizar más y, además, habrá gente que me lea aquí y no en Twitter, así que pa'lante y desde el principio.
Ella, la Señora Gamba, esa persona que a ojos de un niño de 13 años parecía una Diosa, fue la persona que me introdujo en el mundo del amor a base de frustraciones y sin sabores. Ya os comenté por Twitter por qué la llamaba así, pero lo repetiré: era perfecta, un cuerpo esculpido en el mismísimo Olimpo por las mismísimas manos de los Dioses que crearon este mundo...salvo porque se olvidaron de la cabeza y la pusieron a última hora, mal, y sin gusto. Para ser vulgares y explícitos: se le podía comer todo menos la cabeza.
Sin embargo, a los ojos de ese niño de 13 años, cegado por la abrumadora luz que desprendía ese nuevo mundo de lo amatorio, resultaba, sin pero alguno, una representación humana de lo perfecto.
Todo esto sucede en el verano de 2009 y duró poco más de dos meses, quiero recordar, de los cuales estuve con ella un mes y algún día, digamos que menos de 40 días...
Yo siempre he sido un deportista de los de pasarse los veranos de la playa a la cancha y de la cancha a la playa. Aquél verano me había dado por el baloncesto, y tenía un amigo un año menor, digamos que Tony Parker (el chaval jugaba a baloncesto, al igual que el francés y, además, tiene un grupo de música, y Parker tiene un par de canciones por youtube, al final de la entrada os pongo mi favorita) el cuál conocía a la Señora Gamba porque iba a su instituto. Él, perdidamente enamorado de ella, intentaba por todos medios que se fijase en él, y le dijo que nos fuese a ver jugar un día en una cancha de un colegio cercano. El problema vino cuando ella no se fijó en Tony Parker, sino en mi. Desde aquella tarde, el uno quedó prendado del otro, solo que ella no quería reconocer que le gustase un niño 3 años más pequeño.
Y ...¡lo que es ser pequeño, inmaduro y creerte el más listo de todos! Me propuse conseguir a esa chica. Lo hice, vaya que si lo hice. Casi 3 semanas de meterle ficha de forma desesperada por todos los medios posibles hasta que, finalmente, hice una de las tonterías más absurdas de mi vida: me fui a cortar el pelo y, en un lateral, me dibujé su nombre. Hortera 100%, pero...tenía 13 años, me creía el más duro del barrio. De todas formas y, obviando lo ridículo que estaba, conseguí que los 3 años no supusiesen una barrera tan amplia para ella.
Sin embargo, para mi si lo fue. Ella era prácticamente mayor de edad y eso suponía mayor libertad a la hora de pasar las noches por ahí. Yo, que aún me sorbía los mocos agarrado a las faldas de Margaret Thatcher (mi madre), no podía más que pasar las tardes con ella y, las noches, imaginándome que ella se daba en cuerpo y alma a cualquier pintamonas que le vendiese la luna. Pero no era así o, al menos, yo no me enteraba. Suyos fueron los primeros labios que probé, el primer cuerpo de mujer que disfruté y las primeras mentiras que me quise creer. Un mes largo después, aún con su nombre encima de mi oreja, me vino a decir que todo estaba muy bien, que me quería mucho, pero que no podía seguir conmigo, ya que sus amigas se reían de mi. No tuvo siquiera la dignidad de decirme que me quería dejar ella porque ella quería, sino que usó a sus amigas para tener excusa.
Esa conversación podría no haber tenido tanta trascendencia de no ser porque fue en el primer postpolvo de mi vida.
Yo, que acababa de perder mi virginidad a una edad bastante temprana, perdía también a la única mujer de mi vida a la que había visto como algo más que un pelo largo y unas uñas pintadas.
Me pasé un mes prácticamente en shock, como si mi vida se hubiese destrozado, pero empezó el curso de nuevo antes de que me quisiese dar cuenta. Y ahí conocí a Happyphant, al Hada de Hielo, además de recobrar una amistad con Doña Posturera, a quien conocía de toda la vida pero con quien nunca me había llevado excesivamente bien por lo que ya os conté en la entrada anterior y, además, entablé amistad con la Ametralladora, otra a quien también conocía de antes pero nunca había tenido nada de relación con ella.
En resumidas cuentas, ellas 4 me sacaron del abismo, aunque luego me hundiesen en otro, pero...¿qué adolescente no ha vivido en una montaña rusa aunque fuese un par de meses?
De todas formas, aprendí dos cosas de la Señora Gamba: no te creas todo lo que dicen, porque las apariencias aparecen cuando hay mucha mierda escondida; y que tener sexo en la playa puede sonar muy bonito, pero luego te escuecen lo que vienen siendo las partes íntimas de una forma exagerada.
Así que, tras la Señora Gamba y con la ayuda de Happyphant, del Hada de Hielo, de Doña Posturera y de la Ametralladora, conseguí tirar hacia adelante en busca de mi siguiente fracaso amoroso.
Me despido por hoy, gentecilla. En la próxima entrada os hablaré de Doña Pokémon y de por qué es malo salir con una amiga sólo por no hacerle daño.
Comentad, difundid tanto el blog como mi twitter y, si me queréis sugerir algo, estoy abierto a todo.
Un beso a todos y, pase lo que pase, la cabeza alta, que es lo que les jode.
[Como os prometí, mi canción favorita del Tony Parker auténtico:


 aquí tenéis la letra, en francés http://www.musica.com/letras.asp?letra=1151360 , en español son todo traducciones hechas con el google translator, así que pasando de ponerla aquí :S ]

2 comentarios:

  1. Seguro que estas historias son reales? No lo tengo yo tan claro..

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    1. Sé que la validez de mi respuesta es nula pero, si, son totalmente reales. El principio básico de este blog es que voy a tratar de contar toda mi vida sin adulteración alguna; es este el motivo de los motes, son los hechos tal cual sucedieron y es posible que a alguno de los mencionados no le apetezca que lo relacionen, por eso intento encubrir su identidad.
      Pero si, son totalmente reales, 100% por estrambóticos que sean.

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